SOBRE CONVICCIONES Y PRINCIPIOS A PROPÓSITO DEL RECIBIMIENTO
DEL REPRESENTANTE CONSERVADOR JAIME FELIPE LOZADA POLANCO A SEUXIS PAUSIAS
HERNÁNDEZ SOLARTE DEL PARTIDO FARC EN LA CÁMARA DE REPRESENTANTES
Por Víctor Javier Meléndez Guevara
El Representante a la Cámara Jaime Felipe Lozada, en nombre
del Partido Conservador, expresó en la sesión plenaria de esa Corporación su
rechazo a que “un mafioso y un criminal” hubiese tomado posesión de la curul
que le otorgó el Acuerdo de Paz con el Gobierno y que en lugar de estar sentado
en el sagrado recinto de la democracia “debería estar preso en una cárcel de
los Estados Unidos”, señalando que sus actuaciones tenían como base “convicciones
y principios innegociables”.
Sin lugar duda alguna, le asisten todas las razones personales
al representante Lozada Polanco para albergar sentimientos de rechazo y repugnancia
hacia las FARC, porque Jaime Felipe Lozada Polanco forma parte de una familia
martirizada de manera profunda y bárbara por esa organización, que hoy ha
conformado un partido político con el mismo nombre. Son execrables tanto la acción
militar en contra de personas civiles residentes en el Edificio Torres de
Miraflores de la ciudad de Neiva y el secuestro con fines extorsivos de Gloria
Lozada de Polanco y Jaime Felipe y Juan Sebastián Polanco (2001), como el vil
asesinato que segó la vida del exgobernador y exparlamentario, Jaime Lozada Perdomo
(2005), muerte “inentendible y reconocida como una equivocación”.[1]
Si bien es cierto que la Ley 5 de 1992, en su artículo consagra
como una prerrogativa la inviolabilidad de los Congresistas por las opiniones que
emitan en ejercicio de sus cargos, las convicciones y principios que se usen
para emitirlas no deben ser los personales, sino los del Partido Político que
les ha confiado su representación y, con mayor razón, cuando intervienen como
voceros de su Colectividad.
La intervención de Jaime Lozada Polanco no está inspirada en
los principios ni en las convicciones de los conservadores, miremos por qué:
“Somos Conservadores –pronunció Caro- y así nos llamamos con
orgullo porque hay mucho que conservar. Hay que conservar al individuo, hay que
conservar la dignidad de la persona humana, hay que conservar la familia, hay
que conservar la propiedad, hay que conservar el derecho, hay que conservar la
justicia, hay que conservar la sociedad, hay que conservar la República”.
De la frase transcrita se deduce que el Partido Conservador
colombiano, basa su doctrina en los filósofos clásicos, en los pensadores
cristianos, en la influencia de los fundadores de la Unión Americana, en las
declaraciones de los revolucionarios franceses, en especial en lo que atañe a las
libertades y los derechos humanos; y, por supuesto, en el pensamiento político del
Libertador.
Dicho lo anterior, resulta preocupante, por decir los menos,
que quien ha formado parte de la Comisión de Derechos Humanos y de la Comisión
de Paz, en la Cámara de Representantes e integró el grupo de Coordinadores
Ponentes de la Cátedra de Urbanidad; que pertenece al Partido Conservador y
actúa como su vocero y dice continuar el legado humanitario y humanista de su
padre coloque sus sentimientos personales y familiares por encima de los principios
de su Colectividad en su recibimiento al colega de la Fuerza Alternativa
Revolucionaria del Común (FARC).
Los principios del Partido Conservador se exponen en el
programa político, vigente desde el año 1849, y procedo a contrastarlos con la
intervención publicitada en su red social por Jaime Felipe Lozada Polanco.
El primer principio indica que los conservadores deben preferir
“El orden constitucional contra la dictadura”.
En el caso que nos ocupa, el orden constitucional está
alterado por la dictadura representada por quienes se sitúan por encima de la
Constitución y de la Ley y rompen el principio democrático y la separación de poderes.
Así ocurre cuando una persona que no forma parte de la Rama Judicial del Poder
Público y que forma parte de la Corporación Legislativa que aprobó el Acto
Legislativo 1 de 2016 y el Acto Legislativo 1 de 2017, se permite calificar, en
un discurso público, a un colega, como mafioso y criminal, porque con esa
conducta usurpa las funciones de la rama judicial del poder público, reúne de
facto en su cabeza dos ramas del poder público, desconoce la separación de los
poderes y se convierte en un dictador.
El programa Conservador sostiene que se debe oponer “La
legalidad contra las vías de hecho”. Si está en curso un proceso ante la Corte
Suprema de Justicia en contra de Seuxis Pausias Hernández Solarte, con base en
un fuero, se constituye en una vía de hecho, que irrespeta la presunción de
inocencia y la investidura del congresista que, sin existir sentencia judicial,
se reciba a un colega, expresando que en lugar de ocupar su curul, debería
estar en una cárcel de los Estados Unidos.
El programa Conservador de 1849 postula “La moral del
cristianismo y sus doctrinas civilizadoras contra la inmoralidad y las
doctrinas corruptoras del materialismo y del ateísmo”.
Joseph Fuchs, en su tesis doctoral en la Universidad de
Navarra, distingue, en la moral cristiana, dos elementos diferentes, pero
íntimamente relacionados:
a) el elemento categorial, que se refiere al comportamiento
particular, en el que se realizan los valores, virtudes y normas de diferentes
categorías (justicia, caridad, compasión, fidelidad, castidad, etc.) y b) el
elemento trascendental, es decir, las actitudes y normas trascendentales, que
penetran y sobrepasan las diferentes categorías morales, y conciernen al hombre
como totalidad. (la fe, el amor, el consentimiento a la Redención, la vida como
sacramento, la imitación de Cristo, etc.)
Sin duda, la intervención de Lozada Polanco, no es
conservadora, dado que no se ajusta ni al elemento categorial ni al
trascendental de la moral cristiana, en la medida en que le hace falta caridad,
compasión, amor, respeto a la dignidad humana; al tiempo que no escenifica una
imitación de Cristo quien, frente al sacrificio de su propia vida le pidió al
Padre Celestial “perdónalos porque no saben lo que hacen”.
El partido conservador defiende “La libertad racional, en
todas sus diferentes aplicaciones contra la opresión y el despotismo
monárquico, demagógico, literario, etc.”
La presencia del representante Seuxis Pausias Hernández
Solarte en la Cámara de Representantes en una consecuencia no solamente de un
Acuerdo de Paz, sino del reconocimiento por parte de nuestras instituciones
judiciales, ordinarias y de transición, del derecho a la libertad y a la presunción
de inocencia; los medios de prueba presentados ante la opinión pública, pueden formar
o deformar dicha opinión; pero, para ser la base de una condena, deben ser
sometidos al examen de las autoridades judiciales y en el caso que nos ocupa, del
máximo órgano de la Justicia Penal en Colombia; el análisis de una prueba
judicial es un ejercicio complejo y tiene que ver con aspectos trascendentales
como la legalidad de la prueba y le corresponde a la Corte Suprema de Justicia
conceder o negar valor probatorio a la totalidad de la prueba documental que se
ponga a su disposición y no a quienes carecen de la investidura como jueces de
la República.
Por consiguiente, es un acto de despotismo demagógico,
contrario a la doctrina del Partido Conservador decir en donde debería estar un
Representante a la Cámara que no tiene una condena ejecutoriada en su contra.
El Partido Conservador afirma como principio “La igualdad
legal contra el privilegio aristocrático, universitario o cualquier otro.”
La igualdad como principio implica dar un trato igual a los
iguales y un trato diferente a los diferentes. La curul de la FARC en el
Congreso es el resultado de la celebración de un Acuerdo de Paz que el pueblo
colombiano rechazó y lo hizo por muchos motivos, inclusive al margen del Acuerdo
mismo, y la verdad sea dicha, si los electores hubieran leído el texto del Acuerdo
de Paz de La Habana lo habrían rechazado, con igual o mayor fuerza, porque fue
escrito para firmar el Acuerdo, pero no para alcanzar la Paz en Colombia.
No obstante, los líderes del No, tienen la responsabilidad ante
la Nación de no haber previsto el triunfo del No y de haber improvisado un
discurso de triunfo que los llevó a ser presa fácil de la maniobra política del
responsable del plebiscito, la cual consistió en convocar a los del No, después
de la derrota del Sí, a reformar un Acuerdo que ya había sido rechazado por el
pueblo, según el resultado del Plebiscito.
Sin embargo, el Acuerdo de Bogotá, con las FARC, está
vigente y de él se deriva la presencia de Hernández Solarte en la Cámara de
Representantes, de donde se desprende que es una expresión anti-conservadora,
de privilegio aristocrático, decir, por encima de la Constitución y de la Ley
quienes pueden integrar una Corporación Legislativa en Colombia.
El partido Conservador defiende “La tolerancia real y
efectiva contra el exclusivismo y la persecución, sea del católico contra el protestante
y el deísta, o el ateísta contra el jesuita y el fraile, etc.”
El discurso de Lozada Polanco, en nombre del Partido
Conservador, es un monumento a la intolerancia y a la persecución, como es
fácil inferir de expresiones como: “un mafioso sentado hoy aquí”; “lo vamos a
combatir […] hasta verlo en la cárcel”.
También, desconoce Lozada Polanco en su intervención el principio
conservador “La propiedad contra el robo y la usurpación ejercida por los
comunistas, los supremos o cualquier otro”.
Si alguien ha tomado posesión legal de un cargo de
representación política, impedir o estorbar su ejercicio, despojar a su titular
de la dignidad como ser humano, por más razones personales que se tengan, es
una forma de robo, de usurpación, es una forma de exclusión, que la doctrina conservadora
no prohíja.
El programa de 1948 establece como un principio “La
seguridad contra la arbitrariedad de cualquier género.”
Es arbitrario, porque “depende solamente de la voluntad o el
capricho de una persona y no obedece a principios dictados por la razón, la
lógica o las leyes”, el hecho que, existiendo un trámite legal en curso, una
persona, llena de razones y de lógicas personales, asuma la vocería de un
Partido Político, para sentenciar, discriminar y usurpar las funciones de la
Corte Suprema de Justicia y de la Jurisdicción Especial para la Paz en su
Sección de Apelaciones.
Finalmente, el programa conservador de 1949, que está
vigente, postula “La civilización, en fin, contra la barbarie”.
Se define la barbarie como “la actitud de la persona o grupo
que actúan fuera de las normas de cultura, en especial de carácter ético, y son
salvajes, crueles o faltos de compasión hacia la vida o la dignidad de los
demás”.
No existe un ápice de compasión en el discurso de Jaime
Felipe Lozada Polanco contra Seuxis Pausias Hernández Solarte, como no existió
un ápice de compasión en los crímenes perpetrados por las FARC en contra de él y
de su familia. La diferencia es que las FARC no estaban obligadas a regirse por
los principios del Partido Conservador.
Coletilla:
El representante Jaime Felipe Lozada Polanco manifestó ante
sus colegas y ante el país, en la intervención cuyo contenido se ha contrastado
en este escrito con los principios del Partido Conservador, que había sido
tildado de fascista y enemigo de la paz; al respecto, Norbert Bilbeny, Catedrático
de Ética de la Universidad de Barcelona y co-autor del libro ¿Un mundo mejor?
Balance moral de la Guerra Fría Hasta hoy (Icaria, 2017) sostiene que el
fascismo es “un régimen represivo de la libertad, promotor de la discriminación
y obstructivo de la solidaridad” y, además que “No es una ética deseable para
la paz y la convivencia”.
[1]
Cfr. https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-2569740
“A
mi papá lo mataron por error. Nadie entendía la posición de las Farc y menos el
atentado, pues mi papá lideraba el acuerdo humanitario, ya que nuestra madre
está secuestrada”.